«¿Alguna pregunta antes de acabar el recorrido?, y no, antes de que hagáis la primera y evidente pregunta, La Atlántida no se encuentra aquí…» . Ésta fue la frase concluyente que nuestra guía hizo al grupo al terminar nuestro recorrido por el yacimiento arqueológico de Akrotiri.
Llevábamos unos días asentados en Santorini, recorriendo algunas de las islas Cícladas que se asientan en el mar Egeo. Después de recorrer Páros, Anthiparos y Náxos, decidimos pasar los últimos instantes de nuestras espectaculares vacaciones conociendo más profundamente esta fantástica isla volcánica.
Uno de los puntos más interesantes y a la vez desconocidos de esta isla es la visita al yacimiento arqueológico de Akrotiri. La mayoría de visitantes deciden pasar por largo esta “joya” del Egeo para aproximarse a otra “joya” geológica cercana, Red Beach: un impresionante acantilado de piedras rojas volcánicas con una playa de idéntico color, una delicia para los cientos de visitantes que la recorren a diario.
Sin embargo, a pocos kilómetros de aquí, como hemos comentado, se encuentra el centro arqueológico mejor conservado de todo el mar Egeo. Akrotiri. Nosotros llegamos con nuestro quad alquilado en Fira, capital de la isla. Después de unos 25 minutos aproximadamente de un cómodo camino por carretera semicostera llegamos al centro en sí. Pasamos por la entrada, pagando nuestros 5€ de rigor (como veremos merece muchísimo la pena por ese precio) e introduciéndonos en un recinto bastante bien acondicionado para el turista. La parte de fuera del yacimiento tiene los servicios necesarios para el visitante: lavabos, zona de esparcimiento y descanso, máquinas de bebidas y comida, zonas ajardinadas, acceso para discapacitados… cosa que nos pareció más que curiosa, ya que no esperábamos ni mucho menos un acondicionamiento de esta índole.

Pero la sorpresa mayor estaba por llegar. Sobre nosotros se alzaba un recinto de unas dimensiones grandiosas cerrado por un gran techo. Nada más y nada menos que 12.000 m² de cubierta cerrando toda la excavación, para resguardarla de las inclemencias atmosféricas de la isla. En el interior de la cubierta existe una fina capa de hierba y tierra, que junto con unos ventiladores invisibles y unas ventanas que se abren automáticamente, evitan grandes fluctuaciones térmicas. Desgraciadamente este gran logro para la conservación arqueológica tuvo su lado trágico, cuando en 2005 una parte del techo cayó matando a un visitante y destrozando una parte del yacimiento.

Al entrar al recinto una grata sorpresa nos aguardaba. Un maravilloso estado de conservación gracias a una de las erupciones más grandes de la historia, hace de Akrotiri un lugar donde el tiempo parece que se ha parado. El yacimiento es grande, y nos estremecemos cuando nos enteramos que la parte excavada representa apenas el 5% de la ciudad original. Del nombre original del núcleo urbano que hubo aquí no queda referencia alguna. Se rescató como nombre el núcleo de población más cercano a aquí, Acrotiri, pero, originalmente no tenemos referencia de nombre alguno.
Hacemos un poco de retrospectiva histórica para meternos en situación. Nos tenemos que remontar a la Edad de Bronce, alrededor del año 1600 a.C. para datar los restos que estamos observando. Una civilización altamente desarrollada vive y se nutre de la isla para comerciar con los habitantes de la misma y con islas adyacentes. Un pueblo llamado minoico por algunos investigadores, pero con características algo diferentes al resto. Y es que el grandioso estado de conservación de las casas y calles de Akrotiri nos hacen entrever una cultura muy avanzada para la época de la que estamos hablando. Esta civilización residía en casas de dos y hasta tres plantas con grandes comodidades. Canalizaciones de terracota para aguas residuales van por debajo de las calles, letrinas con paredes revocadas hasta la altura del asiento (en las primeras plantas de los edificios), grandes ventanales por las que las estancias se inundaban de luz, bellísimas pinturas murales con un carácter más que refinado, santuarios dentro de las casas…. y es que cada cosa que se descubre en Akrotiri sorprende al arqueólogo más avezado.

Al entrar nos juntamos con un grupo de personas que estaban escuchando a una guía. Ni cortos ni perezosos nos adentramos con ellos a conocer la historia del yacimiento en profundidad.


Nuestra guía nos cuenta que gracias a la erupción volcánica más destructiva de la historia, somos privilegiados en poder recorrer Akrotiri en este estado. Y es que la capa de piedra pómez que expulsó el volcán en un primer momento cubrió la totalidad de la isla, preservando de esa manera que todo el material piroclástico y ceniza de la gran erupción posterior no hicieran mella en la ya tapada urbe.


No se han encontrado ningún tipo de joya u ornamentación, lo que hace entrever que la población tuvo el tiempo suficiente de salir huyendo con sus pertenencias a otro lugar. De hecho, en un primer momento hubo un movimiento sísmico que provocó el abandono de la isla. Hay restos documentados de un posterior intento de restauración y drenaje, pero un nuevo terremoto antes de la erupción hizo huir definitivamente a quien quedaba en la isla.
No se ha encontrado ni un resto de humanos lo que nos hace ver que si tuvieron tiempo de huir de Akrotiri, pero… ¿tuvieron tiempo de huir lo suficientemente lejos para salvarse de la erupción? Será difícil de saber con certeza. Cuando se produjo la gran erupción, la columna de material piroclástico y cenizas alcanzó la Estratosfera (35 Km. de altura) produciendo seguramente algún tipo de cambio climático a nivel mundial. Un gran cráter de casi 400m de profundidad apareció, comiéndose las aguas de alrededor y convirtiéndolas en un instante en una gran bomba de vapor hirviendo. El tsunami que se generó por todo esto pudo tener hasta 150 metros de altura, arrasando la costa norte de Creta (110 Km. al Sur de Santorini). Por todo ello, es difícil que si alguien estaba huyendo por aquel entonces a pie o en barco pudiera sobrevivir a tan salvaje rugido.



Pero para terminar de quedarnos anonadados con la civilización tan desarrollada que vivió aquí, al día siguiente nos dirigimos al Museo de Prehistoria de Thera (entrada 3€), donde se pueden admirar los maravillosos murales de Akrotiri (algunos murales y objetos importantes se encuentran también en el Museo Arqueológico de Atenas), la única referencia clara de la vida y costumbres del pueblo “minoico”. Así como diferentes herramientas y utensilios del día a día de sus habitantes.




Algunos murales muestran escenas tropicales (antílopes, monos) así como humanos con rasgos africanos, lo que nos hace una idea de hasta dónde llegaban estos pueblos claramente navegantes y comerciantes.


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Se ha especulado muchísimo sobre Akrotiri y La Atlántida de Platón, pero no existe una base científica que corrobore estos hechos. Lo primero y más importante es que no sabemos si realmente existió un lugar así o fue una invención del filósofo griego. Lo segundo es que si llegó a existir, es difícil que a día de hoy no se haya encontrado absolutamente nada de su existencia. Los últimos avances tecnológicos lo único que nos deja claro es que antes de la gran erupción Santorini era una isla redonda; a parte de esto solo conocemos lo adelantado de la civilización, y que prácticamente no quedan rastros de ellos después de Akrotiri. De ahí que las leyendas se centran en ver el vestigio de La Atlántida aquí. Pero nuestra guía, como hemos visto al principio del reportaje, quiso cerrar el asunto sin ni siquiera dejar preguntar.

Así que nos vamos con cierta inquietud, pero sobre todo con la certeza de que la gente de Akrotiri estaba demasiado avanzada para su época. ¿Dónde acabaron? ¿Consiguieron escapar del espantoso volcán? ¿Lograron crear alguna otra civilización en África? ¿Se mezclarían con algún otro pueblo? ¿Serían realmente atlantes? Muchas incógnitas para el camino de vuelta…
Puedo viajar a través de esta ventana. Beatriz, Antonio: Simplemente gracias
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